Acompañada de su esposa y de su hija, Lori Lightfoot, mujer negra de 56 años, declaró su victoria en Chicago en la noche del martes diciendo que los votantes habían hecho “historia” al crear un movimiento por el cambio que proporcione una solución a las altas tasas de criminalidad de la ciudad, la brutalidad policial y la corrupción endémica. Pero no solo por eso. Por primera vez, la ciudad de Chicago elegía a la primera mujer alcalde, negra y lesbiana de su historia.
La campaña fue dura y con muchas descalificaciones. En los comicios no participó ni el 30% de los 1,5 millones de residentes censados, incluso menos que el 34% que lo hizo en la primera vuelta de febrero, en la que concurrieron 14 candidatos. Lightfoot sucederá a Rahm Emanuel, quien en septiembre pasado convulsionaba la política municipal de Chicago al anunciar que no se presentaría a un tercer mandato. La estancia en el Consistorio del antiguo jefe de Gabinete de Barack Obama se vio muy afectada por un caso de violencia policial, que definió el resto de su carrera como alcalde.
En 2014, un policía blanco mató de 16 disparos por la espalda a un adolescente afroamericano. El alcalde se resistió a hacer público el vídeo que mostraba el brutal ataque y fue acusado por los líderes de la comunidad negra de encubrir el crimen. El policía cumple en la actualidad una condena de casi siete años de cárcel por un delito de homicidio en segundo grado.
«Nos enfrentamos a intereses poderosos», dijo Lightfoot en su discurso de victoria en un hotel de Chicago. «Cuando comenzamos nuestra campaña, nadie confiaba en nuestras posibilidades. Ahora, vean a dónde hemos llegado», añadió la alcaldesa electa, que prometió poner «los intereses de todos los habitantes de la ciudad por encima de los intereses de unos pocos privilegiados».
Preckwinkle, de 71 años, forma parte del aparato demócrata y en la actualidad es la jefa ejecutiva de Cook County, condado que acoge a la ciudad de Chicago, lo que según los analistas ha jugado en su contra ya que los votantes han buscado romper con el establishment político, hartos de la violencia y la corrupción. “Este puede no ser el resultado que queríamos, pero aunque me decepcione, no estoy desanimada”, dijo Preckwinkle al reconocer su derrota frente a Lightfoot. «Esta es claramente una noche histórica, porque hasta no hace mucho, dos mujeres afroamericanas en una segunda vuelta a la alcaldía habría sido impensable», añadió.
Los votantes dejaron claro que quieren que el próximo alcalde aborde los principales problemas que afligen a la ciudad de 2,7 millones de habitantes, especialmente las disparidades económicas y la violencia con armas de fuego que se cobran más vidas que en otras ciudades importantes de Estados Unidos. Más de 550 personas fueron asesinadas en Chicago el año pasado debido a la violencia de pandillas, a menudo alimentada por el tráfico de drogas, la mayoría en los barrios negros y con dificultades económicas.